589. Jesús escandalizó sobre todo porque identificó su conducta misericordiosa hacia los pecadores con la actitud de Dios mismo con respecto a ellos (Cf. Mt. 9, 13; Os. 6, 6). Llegó incluso a dejar entender que compartiendo la mesa con los pecadores (Cf. Lc. 15, 1-2), los admitía al banquete mesiánico (Cf. Lc. 15, 22-32). Pero es especialmente al perdonar los pecados, cuando Jesús puso a las autoridades de Israel ante un dilema. Porque como ellas dicen, justamente asombradas, “¿Quién puede perdonar los pecados sino sólo Dios?” (Mc. 2, 7). Al perdonar los pecados, o bien Jesús blasfema porque es un hombre que pretende hacerse igual a Dios (Cf. Jn. 5, 18;10, 33) o bien dice verdad y su persona hace presente y revela el Nombre de Dios (Cf. Jn. 17, 6.26).